- Sería posible que existiera nuestro mundo sin electricidad?
- Cuáles son las ventajas de la electricidad para la humanidad?
- Cuáles son las desventajas de la electricidad para la humanidad?
- Cuáles son las ventajas de la electricidad para las personas en su cotidianidad?
- Cuáles son las desventajas de la electricidad para las personas en su cotidianidad?
- Cómo deberíamos obtener la electricidad que necesitamos?
UN DÍA SIN ELECTRICIDAD: De vuelta al Siglo XIX
Tomado de:
http://ciencialaultima.blogspot.com/2012/05/un-dia-sin-electricidad-de-vuelta-al.html
En este artículo
vamos a hablar sobre la importancia de la electricidad (y por lo tanto de su
producción) en nuestras vidas, e intentaremos analizar por qué razones es
esencial para el ser humano.
Al plantearnos
este tema, llegamos a la conclusión de que no podíamos hablar de lo que supone
vivir sin electricidad si no renunciábamos a utilizarla durante un tiempo, por
lo que decidimos pasar un día entero sin ella.
A continuación,
vamos a contar nuestra experiencia.
A oscuras e
incomunicadas
El pasado sábado
19 de mayo nos despertamos dispuestas a pasar un día sin electricidad, al fin y
al cabo, no podía ser para tanto. Decidimos pasar el día juntas, para así poder
ir organizando las ideas de nuestro artículo y compartir impresiones.
Nada más
levantarnos subimos las persianas y abrimos las ventanas para que entrase un
poco de luz. Como la noche anterior habíamos desenchufado el despertador,
tuvimos que buscar un reloj analógico en el que poder mirar la hora. Eran las
diez y media de la mañana, asique decidimos bajar a desayunar. Después de un
vaso de leche fría (ya que no podíamos utilizar el microondas) y una “tostada” sin
tostar, subimos al cuarto y nos duchamos (con agua fría, porque la ducha
funciona gracias a un termo eléctrico). No nos pudimos secar el pelo con el
secador, así que como hacía bastante frío estuvimos veinte minutos secándolo
con la toalla.
Después de habernos
vestido, nos pusimos a hacer algunos deberes porque la semana siguiente
teníamos unos cuantos exámenes. Peor que hacer los deberes fue tener que
apañárnoslas para prescindir del ordenador y de la calculadora. Estuvimos
buscando en libros de la casa información para los deberes de lengua, buscando
en diccionarios palabras para francés y, lo peor de todo, haciendo larguísimas
operaciones a lápiz para matemáticas.
Cuando
prácticamente habíamos acabado, nos dijeron que ya era hora de comer.
Desgraciadamente la cocina era eléctrica (de vitrocerámica), por lo que tuvimos
que pedirle a los vecinos (que tienen una cocina de gas) que nos calentaran
unos macarrones.
Después de comer,
estuvimos en el salón un rato (obviamente sin ver la televisión) charlando, esperando
a que una amiga llegase porque habíamos quedado con ella esa tarde. Esperamos
durante más de una hora, pero no llegaba. Como somos un poco despistadas, se
nos había olvidado cargar nuestros móviles el día anterior y estaban sin
batería, así que no pudimos llamarle para preguntarle qué pasaba. Estábamos un
poco preocupadas, no sabíamos si le había pasado algo. De repente oímos unos
golpes en la entrada de la casa. Abrimos la puerta y vimos que era nuestra
amiga. Nos dijo que llevaba muchísimo tiempo llamando al telefonillo y que no
entendía por qué no le abríamos, y que había tenido que esperar a que un vecino
le abriese la puerta para entrar. Le explicamos que habíamos tenido que
desconectar todos los aparatos eléctricos de la casa porque estábamos escribiendo
este artículo y entonces lo comprendió todo. Nos dijo que llevaba todo el día
encerrada en casa y que le apetecía salir a hacer algo así que nos pusimos a
proponer distintos planes.
Las opciones eran
muy limitadas, porque no podíamos coger ni el coche, ni el autobús, ni el metro
por lo que teníamos ir a algún sitio que no estuviese demasiado lejos de casa.
Pensamos en ir al cine o a alguna
discoteca, pero enseguida nos dimos cuenta de que estas actividades no entraban
dentro de las que podíamos practicar. Al final decidimos ir a dar un paseo y
parar a tomarnos algo en cualquier sitio (asegurándonos de que no hubiesen
utilizado ningún dispositivo eléctrico para prepararlo).
Sobre las nueve
volvimos a casa. Nos apetecía ver una película, pero para eso necesitábamos
encender la televisión, así que acabamos jugando a las cartas. Enseguida
oscureció, y como todavía no nos apetecía irnos a la cama, encendimos unas
cuentas velas y seguimos jugando.
Al cabo de un rato
nos entró sueño, así que decidimos irnos a dormir. La verdad es que las dos nos
acostamos bastante aliviadas, pensando que al día siguiente ya podríamos hacer
vida normal y volver a utilizar la electricidad.
Conclusiones
sacadas a raíz de la experiencia
Antes de nada
queremos decir que antes de pasar un día entero sin electricidad no nos
podíamos haber imaginado la de cosas a las que íbamos a tener que renunciar.
Enseguida nos dimos cuenta de que la electricidad está presente en nuestras
vidas de mil formas y en miles de situaciones distintas, y de que la mayoría de
las veces ni siquiera somos conscientes de que estamos haciendo uso de ella.
Mientras vivíamos
esta experiencia, nos íbamos dando cuenta de las actividades que no podíamos
hacer. Son cosas que una persona de hoy en día está acostumbrada a realizar, y
en muchos casos incluso necesita hacer. La electricidad está presente en todo
tipo de situaciones y facilidades, empezando por la iluminación y siguiendo por
el transporte, la calefacción, la comunicación, la alimentación, las actividades
de placer y muchas cosas más. Si el mundo se viese obligado a prescindir de la
electricidad, todo lo que hacemos en nuestro día a día tendría que cambiar (a
como se hacía antes de descubrir la electricidad) o directamente desaparecer.
A parte de en nuestro
día a día, nos hemos dado cuenta de que la electricidad también juega un papel
imprescindible en momentos que (aunque no siempre seamos conscientes de ello)
también son importantes. La electricidad hace posible que la medicina avance a
un ritmo aceleradísimo y que se pueda salvar o alargar la vida de las personas,
hace posible que se puedan llevar cohetes al espacio para investigar sobre la
vida en otros planetas y ayuda a que la tecnología se desarrolle permitiendo la
fabricación masiva de productos, entre muchas otras cosas.
Si lo piensas
bien, hoy en día, es prácticamente imposible imaginar nuestro mundo sin
electricidad. Sería demasiado distinto a cómo es en la actualidad.
Electricidad
sostenible
Después de pensar
sobre esto (tuvimos mucho tiempo para pensar), llegamos a la conclusión de que
ya que es tan importante usar la electricidad, su producción en centrales es
esencial. Es cierto que la producción de electricidad tiene consecuencias
negativas sobre el medio ambiente, pero también es cierto que nos hemos
desarrollado de una manera que hace que sea completamente necesaria para el ser
humano. Por ello creemos que la solución está en el ahorro. No debemos
malgastarla, porque su abuso podría tener (y de hecho está teniendo)
consecuencias terribles.
Creemos que la
experiencia que hemos pasado debería pasarla todo el mundo, para que se diesen
cuenta de lo que tienen y de lo difícil que es vivir sin electricidad. De esta
forma aprenderían a apreciarla más.
Realizado por: Almudena Miláns del Bosch y
Clara Heredia
Un día sin
electricidad
Tomado de: http://geaweb.com/agenda21escolar/
29/2/2009
Es sábado, y me fui a preparar el desayuno después de subir
las persianas. Cuando iba a coger la leche me percaté de que la nevera no hacía
su ruido particular. La abrí y no había luz. Pensé que estaría rota o algo...
Cogí un cuenco, eché la leche y el cola-cao y abrí el microondas para
calentarla. Pero no funcionó. Me tuve que tomar la leche fría, con lo poco que
me gusta… Quise pensar que también estaba roto, pero
seguramente no era eso, así que di al botón de la tele, y efectivamente no se
encendió. No había electricidad.
Desperté a mi madre y le conté lo que ocurría. Me dijo que a
lo mejor habían saltado los plomos y se volvió a dormir. Los fui a revisar y
estaban en buen estado. Además hacía un sol espléndido a sí que descarté que
fuera culpa de una tormenta.
Cuando mi padre, mi madre y mi hermana se despertaron, yo me
fui a casa de un vecino que es muy amigo mío y le pregunté que si pasaba lo
mismo en su casa. Él se acababa de levantar y no tenía ni idea, entonces
intentó encender una luz y nada… Le di las gracias y me volví para casa. Mis
padres estaban escuchando las noticias por una radio a pilas y estaban diciendo
que por primera vez en la historia no había electricidad en todo el mundo. Por
una parte me sentí mal y por otra bien. No iba a poder ver la tele ni coger el
ordenador, pero iba a estar todo el día en la calle con mis amigos, que es lo
que más me gusta. Y también por un día las fábricas que contaminan el medio
ambiente iban a dejar de emitir gases.
Como no podía usar el móvil llamé a mis amigos uno a uno,
tirando piedrecitas a la ventana… Tardé bastante pero mereció la pena. El día
se pasó rapidísimo. Sólo estuvimos en la calle o en algún parque, simplemente
hablando y jugando, con la bici, con el balón de fútbol... Y me lo pasé mucho
mejor que con una Wii o una PSP.
Por la noche estuvimos iluminados por la bonita luz de la
luna, mejor que cualquier farola de ciudad, y la verdad es que se veía bastante
bien, así que decidimos comentarle al alcalde que no hacía falta tanta luz
artificial.
No se veían rótulos enormes de tiendas ni luces en las
casas, y eso le daba un toque tranquilo a la ciudad. Pensé que en todos los
países estarían así, sin luz, y me acordé de Madrid, mi ciudad natal. Ahí, con
todos los rascacielos y enormes bloques de viviendas, no debía de haber ningún
lugar donde se viera la luz de la luna bañando los parques, sus flores y
árboles con su luz blanquecina. Y eso era un paisaje precioso…
Fue pasando el tiempo pero no nos queríamos separar, así que
yo propuse que todos nos fuéramos a dormir juntos, aunque éramos más de veinte
personas. Mis padres iban a quedarse a dormir en casa de unos amigos suyos, y
mi hermana también. Les dije a mis amigos que a lo mejor en mi casa nos
podíamos quedar, pero tenía que preguntarlo y, en caso de que me dejaran,
algunos tendrían que dormir en colchonetas o en el suelo, pero no creo que
durmiéramos mucho esa noche… Ellos aceptaron y, automáticamente metí mi mano en
el bolsillo para coger el móvil. Pero me acordé de que hoy no era un día
normal. Así que fuimos andando a la casa donde estaban mis padres y tuve que
usar el mismo método que antes: tirar piedrecitas a la ventana, porque como no
había electricidad los telefonillos no funcionaban. Se asomó mi padre y le
pregunté que si podían quedarse todos... Tras pensarlo un rato me dejó, pero
con la condición de no romper nada. Le dije que no se preocupara y nos fuimos.
Primero, a casa de tres amigos, para coger linternas y luego a mi casa. Nada
más entrar encendimos las linternas y fuimos al salón. Empezamos a hablar y
acabamos haciendo preguntitas… Nos lo estábamos pasando genial, pero a las
cinco de la madrugada el cansancio de estar todo el día en la calle empezó a
hacer efecto. Organizamos el salón para poder dormir todos más o menos a gusto.
Entre colchonetas, manteles y sofás, sólo tuvieron que dormir en el suelo Clara
y Jimena, que les tocó la calavera en el sorteo con papelitos que hicimos.
1/30/2009
Nos levantamos a las dos. Recogimos todo y hablamos un rato
sobre qué pasaría si el mundo siguiera sin electricidad. Algunos dijeron que
los hospitales no podrían funcionar; no se podría operar ni hacer radiografías.
Yo opiné sobre los semáforos. Sin ellos todas las ciudades serían un caos y
moriría mucha gente en accidentes de tráfico, y si los hospitales no pueden
hacer su trabajo… Algunos creían que ya habría electricidad y otros no. Yo
creía que no, pero al dar al botón de la tele se encendió. Todos nos alegramos
mucho y quedamos todos a las cinco y media en la glorieta.
Alejandro Pulido
Sánchez-Barroso
Por Mauricio Jaramillo Agosto 24 de 2012
Tomado de: http://revistadiners.com.co/articulo_especial/17_157_como-seria-un-mundo-sin-energia-electrica
Imagínese que un día el planeta se quedara las 24 horas sin
energía eléctrica. ¿Qué pasaría? Probablemente crea que no sea tan grave como
la falta de agua, pero sin electricidad todo se paralizaría. Los servicios
energéticos son fundamentales en la productividad, la economía, la salud y la
educación de los pueblos. Con todo, la ONU señala que también “tienen un
profundo efecto en el cambio climático, la seguridad alimentaria e hídrica”.
Hoy, 3.000 millones de personas –de un total de 7.000
millones– tienen en el carbón y la “biomasa” tradicional sus principales
fuentes de energía, y 1.400 millones carecen de acceso a la electricidad, según
la Agencia Internacional de Energía (IEA), mientras que solo unos pocos
millones cuentan con fuentes de energías limpias o amigables con el medio
ambiente.
“La falta de acceso a la energía no contaminante, asequible
y fiable obstaculiza el desarrollo social y económico y constituye un obstáculo
importante para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio”, dice la
ONU, y por eso este año quiere generar más conciencia sobre la importancia de
incrementar la energía renovable y la eficiencia energética.
El planeta necesita reducir las emisiones de gases tóxicos,
y por ello se trabaja intensamente para desarrollar tecnologías que permitan
producir energía más limpia, más barata y que llegue a muchas regiones que hoy
aún viven, literalmente, en la oscuridad.
Por ello, a la energía eólica y la solar, fuentes que desde
hace varias décadas se ven como el futuro de la electricidad, se suman ahora
avances en la generación eléctrica a partir de energía termal de los océanos, hidrógeno,
olas y mareas, agua de mar desalinizada y hasta vegetales y desechos que
contengan carbono.
Sin embargo, estos avances están aún en sus primeras etapas,
y los proyectos piloto que hay en el mundo muestran que los costos son varias
veces más altos que los de las fuentes tradicionales. Luis Fernando Rodríguez,
“padre” del programa eólico de EPM nacido en 1998, dice que ese año, cuando se
evaluaron las fuentes alternativas, la empresa encontró que “la energía eólica
era la más competitiva de todas, por costos y políticas ambientales globales, y
casi 15 años después lo sigue siendo”.
Hoy, las termoeléctricas –que generan energíaa partir del
carbón, el petróleo y el gas natural– y las hidroeléctricas –a partir del agua–
son las principales fuentes en la mayoría de los países, mientras que las
plantas nucleares han sido cerradas en muchos países y los parques de energía
eólica y solar se han expandido en varias regiones del mundo.
Colombia, pionero en energía eólica
Con el Parque Jepírachi, que EPM construyó en La Guajira y
estrenó a mediados de la década pasada, Colombia fue pionero en la región,
después de Costa Rica. El parque, situado en la región con vientos más fuertes
del país, tiene una capacidad de 19,5 megavatios (MW), y por ahora es la única
fuente de energía sostenible que alimenta el mercado regulado de la Bolsa
Nacional Energética. A este se sumaría el Parque Eólico Jouktai, también en La
Guajira, que la firma Isagén proyecta inaugurar en 2016 y generaría 32
megavatios.
Pero pese a ser pionero, hoy Colombia es de los países que
menos generan energía eólica en la región (su costo es mayor), algo que no
desanima a Rodríguez, un convencido de las fuentes renovables: “El mercado
eléctrico colombiano es uno de los más avanzados del mundo, y este es el país
de la región en el que las termoeléctricas tienen menor participación en el
total de la energía generada, solo el 20% en años de hidrología normal, y estas
son las que más contaminan”.
En otras palabras, las hidroeléctricas son más amigables con
el ambiente que las termoeléctricas, y por ello Colombia solo genera una
fracción del dióxido de carbono de países como Venezuela, Argentina, México o
Chile.
La mayoría de la energía que consumimos proviene del carbón,
siendo una fuente muy contaminante. Por eso, el Banco Mundial está donando
millones de dólares a las organizaciones que en el mundo están interesadas en
entrar al club de las energías limpias. Es una apuesta en el futuro. Y Colombia
lo sabe.
OTROS DATOS
IMPORTANTES
• La energía
eólica se obtiene del viento, y se usa para generar electricidad a partir de
aerogeneradores.
• Mientras
Colombia tiene una capacidad de los generadores de 19,5 MW (menos del 0,5% del
total nacional), en el mundo la capacidad instalada es de 238 gigavatios, GW
(3% del total).
• Otros
países: Estados Unidos (35 GW), Alemania (25 GW), España (21 GW), Japón (2 GW),
Brasil (640 MW), Honduras (102 MW), México (85 MW), Argentina (29 GW).
• En
emisiones de dióxido de carbono (CO2), según la IEA, Colombia es uno de los
países con energía más sostenible del planeta. Genera 1,33 toneladas de CO2 por
habitante, frente a 1,74 de Brasil, 3,72 de México, 3,84 de Chile, 4,14 de
Argentina, 5,45 de Venezuela, 6,17 de España, 8,58 de Japón, 15,43 de Canadá y
16,9 de Estados Unidos.